Esta técnica se usa en los pacientes donde han fracasado hasta tres intentos de terapia farmacológica y en mujeres embarazadas y durante el posparto «por la toxicidad de la medicación en el bebé»

 

 

Más de 20 pastillas diarias han acompañado en su día a día a Elena Martín. «Han sido 15 años con recaídas, con crisis más agudas y menos que han venido de una depresión persistente«. Ahora, cuenta que está mejor y que puede llevar una vida «casi normal», con menos medicación, «la menos posible». Su psiquiatra dice que «hay que dejarla en lo mínimo para que el tratamiento funcione y tenga más efecto».

¿Qué ha provocado la mejoría de Elena? Su inclusión en el programa de tratamiento para pacientes con depresión resistente que incorpora técnicas avanzadas de neuroestimulación, como la estimulación transcraneal eléctrica y magnética. Este programa del Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre (Madrid), implantado hace varios años, ha sido fundamental en la mejora de la calidad asistencial y en el tratamiento de esta compleja patología.

«Noté los efectos en la segunda y la tercera sesión», recalca Elena. Aunque, como ella venía arrastrando años la enfermedad, «me estanqué, porque pensé que todo iba a ser mucho más progresivo». Con todo, Elena considera que le ayudó a vencer la apatía y la melancolía. «Antes todo se me hacía un mundo. Ahora he vuelto a trabajar», asegura.

 

Muchos son los pacientes que reconocen sus beneficios. «En mi caso, debido a la severidad de mi trastorno, tardé unas semanas en notar mejoría, pero vuelves a tener vida: hacer la comida, coger un libro para leer…», recuerda CM, que recibió el tratamiento en sustitución de la farmacoterapia cuando estaba embarazada de sus gemelos.

Ambos testimonios son la exposición de las dos indicaciones de la neuroestimulación transcraneal: se trata de pacientes con diagnóstico de depresión en los que fracasa el tratamiento farmacológico habitual y en aquellos en las que la medicación está contraindicada, como el embarazo y posparto, «por la toxicidad de sus efectos en el feto», recuerda Gabriel Rubio, jefe de servicio de Psiquiatría.

En los últimos años, más de 80 pacientes con depresión resistente han sido tratados con esta herramienta en el centro, obteniendo resultados altamente favorables. Más del 65% de los pacientes han experimentado una notable mejoría en los síntomas de la depresión, acompañada de un aumento significativo en la funcionalidad y en la calidad de vida.

«Se acude a ella cuando se han dado tres fracasos terapéuticos previos«, indica Rubio. El psiquiatra detalla que esto se mide cuando si a los tres meses de poner una terapia farmacológica «el paciente no ha mejorado y se prueban otros compuestos. Se espera de nuevo unos meses para ver si tienen impacto en la situación del paciente. Si tampoco, se reajusta de nuevo. Si persiste la situación, se considera una depresión resistente y la derivamos al programa».

Las técnicas biológicas son efectivas «en la mayoría de los pacientes», asegura Rubio. «Sabemos que cuanto antes se apliquen, mejor es su impacto«. Pero el psiquiatra comenta que es importante seguir los protocolos, «ya que se reserva para los casos más complejos».

Después de las 30 sesiones que se prescribe, se diseña un programa de mantenimiento a lo largo del tiempo. Pero, «también hay casos en los que se revisa si se ha de volver a repetir«, sostiene Rubio. Elena da fe de ello. «Soy muy optimista. Noté mucho alivio al principio y vamos a bajar la medicación que tomo al mínimo porque mi psiquiatra dice que habrá más efectos si hay menos fármacos».

Fuente:Pilar Pérez Madrid /https://www.elmundo.es/

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